George Inness (1825-1894): El Puente
George Marks (1857-1933): Rhododentro
He cruzado puentes endebles donde creí caerme,
pero mis pasos fueron mucho más seguros que mi cabeza,
no era mi miedo, ni mi temor a la belleza,
era mi propio hechizo que veía desvanecerme.
Desperte de ese sueño donde sentí perderme,
y al emerger me encontré con esta realeza,
que no conoce ni palabras ni ideas de fortaleza,
y en cambio solo sabe de la inocencia inerme.
Baste decir que el silencio es oro molido,
que ahí termina todo sufrimiento doloroso,
que las tristezas se ahogan en el olvido,
Y que el corazón emerge victorioso,
limpio de rencores y encendido
sensible, sencillo, alegre y generoso
pero mis pasos fueron mucho más seguros que mi cabeza,
no era mi miedo, ni mi temor a la belleza,
era mi propio hechizo que veía desvanecerme.
Desperte de ese sueño donde sentí perderme,
y al emerger me encontré con esta realeza,
que no conoce ni palabras ni ideas de fortaleza,
y en cambio solo sabe de la inocencia inerme.
Baste decir que el silencio es oro molido,
que ahí termina todo sufrimiento doloroso,
que las tristezas se ahogan en el olvido,
Y que el corazón emerge victorioso,
limpio de rencores y encendido
sensible, sencillo, alegre y generoso