Más allá de la mitad del camino,
entre espinas, rosas y capullos,
coronado por los finos y delicados aromas,
contemplo el dorado atardecer,
que iluminan estos ojos que ven,
y vuelcan sobre estos oidos
su estruendoso silencio,
las nubes cruzan con sigilo, el azul se detiene unos segundos,
y la noche se deja envolver
en las notas de Haydn
Gustavo